Jorge Alcalde – Director de la revista Quo
Con motivo del 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna, que supuso uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad, te traemos un artículo curioso sobre la forma más espectacular de perder peso: viajar a otro planeta. Pero, ¡ojo! no todos los planetas valen.
Nuestro peso no es otra cosa que el efecto que la gravedad ejerce sobre nosotros en virtud de nuestra masa y de la masa del planeta que pisamos. La masa es la resistencia de un objeto a cambiar posición o de velocidad.
Realmente cuando engordamos a causa de nuestros hábitos alimenticios o nuestros déficits de ejercicio estamos actuando sobre nuestra masa. A mayor masa, mayor atracción gravitatoria y más kilos marca la báscula.
Pero una masa determinada se mantiene constante en cualquier parte del universo. Viajemos donde viajemos nuestra masa permanecerá idéntica (siempre que no nos pongamos morados a grasas saturadas durante el viaje, claro).
Lo que cambia es el tamaño de los planetas o estrellas que visitemos en nuestro viaje y, por ende, su capacidad de atracción gravitatoria. Es decir, cambia nuestro peso. Pero, ¿cuánto? Todo esto lo sabemos desde hace mucho. Nada más y nada menos que en 1685 Isaac Newton elaboró su Ley de Gravitación Universal donde definía las fórmulas para conocer cómo los cuerpos masivos se atraen entre sí. Con esa fórmula se puede conocer cuánto pesaríamos en los diferentes planetas que pudiéramos visitar.
Basta con calcular la fuerza gravitacional entre el planeta y nuestro cuerpo, la constante gravitacional universal, la masa del planeta, nuestra masa y el ratio del planeta en cuestión…
Es decir, si usted quiere saber que marcaría la báscula en otro mundo no tiene más que multiplicar su peso por el ratio que le hemos dado. Por ejemplo, una persona que pesa 75kg en la Tierra, pesaría 28,5 en Mercurio y en Marte, 68,25 en Venus o 69 en Urano. Pero engordaría en Júpiter (175,5 kg) y en Saturno y Neptuno.
El lugar del Sistema Solar donde menos pesaría sería sin duda en Plutón: sólo 4,5 kg. Pero claro, volar a Plutón es todavía un sueño inalcanzable. ¡Mejor cuidar la dieta!